Putin llega a China para reafirmar la sintonía con su principal aliado diplomático | Internacional

Si el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha decidido suspender su agenda internacional —incluido un viaje a España— por la presión de las tropas rusas, que agujerean el frente por varios puntos, el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, parece cómodo en el caos de la guerra. El líder ruso, recién investido presidente por quinta vez y con una tensa remodelación gubernamental en marcha, ha aterrizado antes del amanecer de este jueves en China, donde busca subrayar la sintonía con el que se ha convertido en su gran sostén económico y principal aliado diplomático.

“Esta asociación sirve obviamente de ejemplo de cómo deben construirse los lazos entre Estados vecinos”, ha dicho Putin al término del primer encuentro con su homólogo chino, Xi Jinping, en una comparecencia conjunta, según ha recogido la agencia rusa Tass. Los lazos entre ambos países, ha añadido Xi, “han ido avanzando de forma constante, con una coordinación estratégica integral reforzada y una mayor cooperación en economía y comercio, inversión, energía, intercambios entre personas, a nivel subnacional y en otros campos. Esto ha contribuido positivamente a mantener la estabilidad estratégica global y a promover una mayor democracia en las relaciones internacionales”, según la lectura oficial de Pekín.

Ambos líderes han hecho referencia a su visión de un mundo “multipolar”, esto es, uno que no esté liderado por Estados Unidos. “La mentalidad de la Guerra Fría sigue existiendo, y el unilateralismo, el hegemonismo, la confrontación de bloques y la política de potencias amenazan la paz mundial y la seguridad de todos los países”, ha advertido Xi. “Las relaciones entre Rusia y China no son oportunistas ni van dirigidas contra nadie”, ha subrayado Putin en el cara a cara.

En la visita oficial, de dos días, se prevén largos encuentros entre dos líderes que se han entrevistado ya más de 40 veces. Será, como de costumbre, un “diálogo entre viejos amigos” y un “fructífero intercambio de puntos de vista sobre los temas de mayor actualidad de la agenda bilateral e internacional”, adelantaba Putin en una entrevista publicada el martes en la agencia oficial china Xinhua. La última vez que se citaron, también en Pekín y hace siete meses, el cara a cara duró cinco horas.

Se espera que un Putin necesitado de liquidez trate de alcanzar un acuerdo sobre el gasoducto Power of Siberia 2, que lleva años en fase de negociación, y bombearía gas a China a través de Mongolia. Pekín, por su parte, podría buscar sellar pactos que aseguren aún más el suministro de alimentos desde su vecino, señala Li Lifan, profesor asociado en la Academia de Shanghái de Ciencias Sociales, un instituto vinculado al Gobierno chino. Se prevé que los líderes toquen asuntos tan espinosos como la eventual respuesta a nuevas rondas de sanciones de Occidente o la idea de una tregua estival a la guerra, tal y como Xi reclamó junto al presidente francés, Emmanuel Macron, la semana pasada en París, añade. Según este analista, buscarán sobre todo la “cooperación económica” y un “terreno común” en distintos ámbitos.

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El primer cara a cara ha tenido lugar a puerta cerrada en la mañana del jueves (hora local) en el Gran Salón del Pueblo, el edificio de la plaza de Tiananmen reservado para los grandes eventos políticos. Xi ha recibido a Putin con una “sincera felicitación” por su recién estrenada presidencia y expresado “su convencimiento” de que bajo su batuta, “Rusia logrará sin duda nuevos y mayores avances en el desarrollo nacional”, según un comunicado oficial de Pekín.

La visita se encuadra en el 75º aniversario del establecimiento de lazos diplomáticos entre ambos países. Su relación ha vivido a lo largo de las décadas períodos más que amargos; han rozado incluso la guerra. Pero de eso hace ya tiempo, y Xi y Putin, conscientes de que se necesitan el uno al otro frente a lo que suelen denominar la visión “unipolar” de Washington, han revitalizado el vínculo con la firma de una declaración conjunta “sobre la Profundización de la Asociación Estratégica Integral de Coordinación para la Nueva Era”, tal y como lo ha denominado Pekín.

Xi ha hecho referencia a la “amistad duradera” con Rusia durante la comparecencia conjunta. El lenguaje queda en cualquier caso lejos de aquella amistad “sin límites” que ambos mandatarios se profesaron en febrero de 2022, también durante un encuentro en la capital china, apenas tres semanas antes de que Rusia invadiera Ucrania. Desde entonces, China ha esquivado el uso de una expresión que despierta todo tipo de sospechas en Occidente. Pero no ha dejado de alimentar la relación con Moscú.

 Xi Jinping y Vladímir Putin, este jueves en Pekín.
Xi Jinping y Vladímir Putin, este jueves en Pekín.
SERGEY BOBYLEV / SPUTNIK / KREML (EFE)

Desde que los tanques rusos entraron en Ucrania, la sintonía entre China y Rusia ronda su cenit. Con la tesorería rusa hecha jirones por lo que también Pekín sigue llamando “conflicto” y nunca “guerra”, además de la dentellada que han supuesto las sucesivas rondas de sanciones de Bruselas y Washington, los intercambios comerciales entre Moscú y Pekín viven un idilio: alcanzaron los 240.000 millones de dólares (221.560 millones de euros) en 2023, un 26,4% más que el año anterior, cuando ya habían aumentado por encima del 34%. Desde Rusia fluyen sobre todo hidrocarburos; desde China, todo tipo de manufacturas.

Mientras, crece la suspicacia en las capitales occidentales por el posible envío de material de uso dual —civil y militar—, que pueda alimentar la maquinaria bélica de Moscú bajo la mesa. Xi, que estuvo la semana pasada de visita en Europa, parece haber recibido el mensaje de los líderes de la UE: “Damos la bienvenida a los compromisos de las autoridades chinas de abstenerse de vender armas a Moscú y de controlar estrictamente las exportaciones de bienes de doble uso”, dijo Macron, tras entrevistarse con su homólogo chino en París.

Con la contienda enquistada y Ucrania en aprietos por la escasez de armas y municiones —el jefe de la diplomacia estadounidense anunció el miércoles en Kiev un nuevo paquete de ayuda militar valorado en 2.000 millones de dólares (1.841 millones de euros)— no se espera que el encuentro en Pekín supongan avances en las conversaciones de paz.

Propuesta china para Ucrania

Antes de tomar tierra en la capital china, Putin ha elogiado la propuesta de China para facilitar una salida negociada al conflicto. Fue presentada hace ya más de un año y acogida con cierto recelo por parte de Washington, Kiev y Bruselas. No ha dado ningún fruto de momento. El mandatario ruso cree, sin embargo, que las ideas de Pekín suponen un paso adelante: “Muestran el genuino deseo de nuestros amigos chinos de ayudar a estabilizar la situación”, aseguraba en la entrevista con Xinhua.

“Ambas partes consideran que la solución política es el camino correcto para avanzar en la crisis de Ucrania”, ha asegurado Xi en la comparecencia conjunta de este jueves, según el comunicado oficial de Pekín.

Putin tiene también previsto encontrarse este jueves con el primer ministro chino, Li Qiang, y asistir a un concierto en honor al citado 75º aniversario, además de pasear junto a Xi por un parque y disfrutar de un té a solas, ante de asistir a una cena informal en la que al ruso le acompañarán su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, además del recién nombrado ministro de Defensa, Andréi Belóusov, y el cesado, Serguéi Shoigú, que acude en calidad de flamante secretario del Consejo de Seguridad de Rusia. El viernes, Putin tiene previsto viajar a Harbin, capital de Heilongjiang, una provincia ubicada en el nordeste chino, fronteriza con Rusia, y donde el rastro de este país es intenso, para asistir a la inauguración de un foro de cooperación interregional.

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