“Yo vengo de la huerta de Murcia”, dice María Rodríguez Alcázar (Beniel, 29 años) al arrancar la entrevista. Y esta mujer de huerta es la primera española al frente del Foro Europeo de la Juventud, y antes de que caduque su mandato este mes, habla sobre un grupo de población al que define como infrarrepresentado. En las instituciones, en los medios y en la toma de decisiones. Por eso reivindica el voto a los 16 años, la prohibición de las prácticas laborales no remuneradas, la urgencia por una mejora de las condiciones para la emancipación.
Habla con la seguridad de quien lleva desde los 14 años participando en asociaciones estudiantiles, el Consejo Escolar de España y otras tantas instituciones. “Empecé porque en el instituto me sentía sola y porque siempre me interesó la política y los derechos humanos”, dice. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense, estudió un Máster en Estudios Africanos en Lisboa y prepara un doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de las Naciones Unidas (Bélgica) gracias a una beca de la Fundación La Caixa. “No sé qué sería de mí sin la educación pública y las ayudas que he conseguido. Sé que otros no han tenido tanta suerte”, afirma.
Pregunta. ¿En su familia hay antecedentes políticos? Lo suyo con el activismo fue tempranero…
Respuesta. Al revés. En mi casa no se habla de política o al menos no es algo habitual. Lo he vivido siempre desde fuera.
P. ¿Cómo se lo tomaron sus padres? ¿O lo hizo en secreto?
R. Algunas cosas sí (risas). Al principio no lo entendían y era difícil explicarles a lo que me dedicaba. Creo que en cuanto empecé a dar entrevistas vieron algo de sentido a lo que hago.
P. Entró en una asociación de estudiantes porque quería cambiar el mundo. ¿Eso qué significa?
R. Que hay todo un sistema montado alrededor de nosotros, pero no se nos tiene en cuenta. No hablo solo de las grandes leyes, sino de los propios centros educativos. Yo quería, y no soy la única, ser parte de la toma de decisiones.
P. ¿Cuántas veces le han preguntado para qué sirve el Foro Europeo de la Juventud?
R. Muchas. Y siempre digo lo mismo: para luchar por nuestros derechos. Somos, por así decirlo, el lobby de la juventud. Nuestros problemas y necesidades tienen que estar encima de la mesa.
P. Dígame alguno de los más urgentes.
R. La prohibición de prácticas no remuneradas, porque tienen que dejar de ser el ritual de paso para llegar a la vida adulta. También tenemos clarísima la reducción de la edad del voto a los 16 años. Y unas condiciones de vida dignas, que no se normalice que tenemos que vivir con precariedad por el mero hecho de ser jóvenes.
P. ¿Por qué votar a los 16?
R. Las juventudes de los partidos lo tienen muy claro. A esa edad puedes trabajar, y si lo haces ya estás contribuyendo a Hacienda, pero no puedes decidir quién quieres que te represente. Puedes tomar ciertas decisiones médicas, conducir una moto —en otros países un coche—, unirte a un partido político o a un sindicato. Pero esto tan básico, tan democrático, no. ¿Por qué a los 16 puedes votar en Austria y no en España?
P. Hay otro término vinculado a la juventud: pobreza.
R. Una de cada cuatro personas jóvenes en la UE está en riesgo de pobreza o exclusión social, y en España es casi una de cada tres. Esto requiere medidas urgentes, porque por ejemplo cuando durante la pandemia se implementó el Ingreso Mínimo Vital, la edad mínima para acceder eran los 23 años. Eso hace que si una persona a partir de los 16 años está trabajando y emancipada debería poder solicitarlo, porque seguramente sea de las que más lo necesiten. Por cierto, no soporto el término nini, ojalá deje de utilizarse.
P. El 9 de junio hay elecciones europeas. No recuerdo convocatoria en la que no se nos diga que son a las que menos hacemos caso.
R. Quiero pensar que la pandemia nos ha hecho cambiar esa idea de Bruselas, porque hemos salido gracias a todo el esfuerzo conjunto de la UE, los fondos Next Generation, las vacunas… A veces reducimos Europa al Erasmus, pero en España el 62% de la normativa que nos afecta en nuestro día a día se acuerda en las instituciones europeas. Nos creemos que quien más nos impacta en el ayuntamiento, y no es así.
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