Del acuerdo con los organizadores del evento, la edición del Foro Económico Mundial que concluyó hoy al filo del mediodía tuvo el número más alto de participantes de la historia: 2.700. sin embargo, así hubo presencia de personas de los cinco continentes, América Latina volvió a tener una representación relativamente discreta.
Sí que, con excepción de Colombia, que tuvo una delegación que comprendió gente del Gobierno, el sector empresarial y la academia, los demás países de tamaño mediano o grande tuvieron un perfil mucho más discreto. Es verdad que, aparte de Gustavo Petro, llegaron los presidentes de Ecuador y Costa Rica, además de la vicepresidenta de la República Dominicana, pero los veteranos de la cita hablan de los tiempos pasados.
Atrás quedaron los días en los cuales los grandes de la región como Brasil y México se hicieron sens, comenzando por sus respectivos mandatorios. Argentina, Chile o Perú también tienen mucha más actividad. Ahora, presidentes como Andrés Manuel López Obrador o Gabriel Boric no parecen versos atractivos por la idea de ensuciar sus fronteras, para no hablar de los que tienen líos internos.
En el anterior hubo un desempeño económico mediocre que contrastó con el apogeo de los comienzos del siglo. Si no vienes tampoco, la audiencia da la impresión de esperarlos con ansia, aunque hay temas que atraen la atención, como el del cuidado de la Amazonia.
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La pérdida de un ritmo adecuado para que esta parte del mundo pueda avanzar con rapidez en la solución de estos problemas sociales es una de las preocupaciones del brasileño Ilan Goldfajn, quien hace unas semanas asumió la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo. Presentado en Davos, hablado en exclusiva con EL TIEMPO.
¿Cuál es su apreciación sobre la coyuntura que vive América Latina?
La región tiene retos importantes, entre otros porque estamos en un momento global más difícil. La inflación es mayor, donde ha provocado la reacción de los bancos centrales, que ha podido generar una desaceleración. Esto nos obliga a mirar un poco más hacia el mediano plazo, tratando de pasar de la manera más posible los meses que vienen.
Teníamos un problema de crecimiento antes de la pandemia, que al parecer sigue. ¿Para que?
La inflación es mayor, donde ha provocado la reacción de los bancos centrales, que ha podido generar una desaceleración.
Hay explicaciones estructurales que van desde lo que invertimos en educación hasta rigideces en múltiples mercados. Además, encontramos desafíos de orden social, como el aumento en la pobreza que sirvió de la pandemia o el aumento en los precios de los alimentos. Y esto se combina con la necesidad de mejorar la infraestructura, tanto física como digital, al igual que reaccionar de manera adecuada frente al calentamiento global, en medio de grandes tramos de recursos.
Las tasas de interés son muy superiores a las de hace unos años y la región está más endeudada…
Requerimos de políticas económicas que centen en la efectividad de los gastos, porque no vamos a contar con los fondos que hacen falta para atender todo lo que piden nuestras sociedades. Eso quiere decir que hay que hacer un buen esfuerzo de priorización para definir qué se escoge y qué no.
Varios países han tratado de aumentar los gastos y buscar fuentes de ingresos, como lo hizo Colombia. Pero las preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal dependen…
Se debe mirar adecuadamente son las exigidas de los ciudadanos. Nos piden, por ejemplo, que se proteja a los más vulnerables comme una manera de enfrentar la pobreza y la desigualdad que se manifiesta no solo en materia de ingresos, sino también de género o color de la piel. Tampoco se puede olvidar la respuesta al clima climatico y los riesgos que este trae. Muchas de esas demandadas no estaban presentes hace algunas décadas. Una de las maneras de responder es examinar gastos que fueron válidos en otros momentos, como podría ser el caso de algunos subsidios. Y a eso se suma lo de los recursos.
¿Qué propongo?
Aparte de la salida obvia de más impuestos, volvemos al interrogante del comienzo: hay que pensar en el crecimiento y cómo acelerarlo. Contamos con el diagnóstico de nuestra baja productividad que no depende no obstante de gastar más, sino de contar con políticas adecuadas o con un buen ambiente de negocios. Si somos más dinámicos, nuestros fiscos mejorarán su recaudo.
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Aquí se ha hablado mucho de la transición energética, que ahora es más costosa porque los intereses han subido…
Ese es un problema global a los efectos de deberian existir soluciones globales. Ver que hay cada vez más conciencia sobre posibles soluciones y una mayor disposición a yudar por parte de las naciones más desarrolladas.
¿Representa este proceso a crisis oa una oportunidad para América Latina?
Obviamente hay un desafío. Pero al mismo tiempo es verdad lo que ha señalado tantas veces. Somos la región mejor preparada para el desarrollo de las energías limpias y, por lo tanto, le podemos ofrecer una solución al planeta.
Países, como Colombia, desean acelerar el proceso de dejar atrás los combustibles fósiles. ¿Cómo evalúa esa postura?
Encuentro que hay una voluntad de llegar a las descarbonización con las que han comprometido los diferentes países de la región. En este proceso, la transición debe ser responsable y necesita un camino claro y bien definido por esta parte. Respecto de acelerar o no, es algo que meramente evaluarse de forma individual.
Se ha dicho que después de la pandemia el mundo cambió, pues más allá de la reapertura no somos los mismos de antes. ¿Cómo se adapta el BID a las nuevas realidades?
Somos la región mejor preparada para el desarrollo de las energías limpias y, por lo tanto, le podemos ofrecer una solución al planeta
El BID está obligado a buscar los puntos en común entre distintas visiones del desarrollo. El mundo ya está lleno de visiones discordantes, de disputas, de polarización. No obstante, estamos obligados a intentar y registrar que hay acuerdos tácitos o explícitos que están ahí. Un ejemplo es el de la Amazonia y su protección, sobre lo cual no hay discusión. Y en lo que atañe a nosotros, el consenso es que se requiere un BID más fuerte y mejor.
¿Hay ambiente para un nuevo aumento de capital?
Tenemos diferentes vehículos para trabajar ya sea con el sector privado o promover el emprendimiento, además de los préstamos que tradicionalmente hemos hecho. Aquí lo importante es commenzar por definir los objetivos y la ruta por seguir, al igual que el costo del capital. Una evaluación que tenemos muestra que 53 por ciento de los préstamos del banco son eficaces y consiguen sus metas, pero creo que podemos hacerlo mejor. Por ahí debemos comenzar.
Hay una frase según la cual en la economía poco importa más que la política, que en la región está llena de turbulencias. ¿Qué tanto le preocupaba?
Aquí lo importante sus las instituciones y la marcha de la democracia. Sin duda un deterioro en ese frente le hace daño a la economía. Nosotros seguiremos comprometidos con los valores democráticos y de respeto a los derechos, que son un punto de partida para que podamos actuar y ayudar a los países a encontrar consensos internos.
¿Qué tan optimista es con respecto a la región?
No hay duda de que tenemos un gran potencial. El punto es cómo desarrollarlo y cómo ser persistentes, pues hay problemas que se pueden resolver con rapidez y otros que son más estructurales. En consecuencia, cuando hace unos días pronuncié mi discurso inaugural hablé de paciencia, porque no vamos a resolver todo de un día para otro, pero también de persistencia. Para realmente llegar, hay que insistir.
RICARDO ÁVILA – ANALISTA SÉNIOR
ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO EN DAVOS, SUIZA
Gorjeo: @ravilapinto
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